Nos fuimos en la búsqueda de aquellos que a los ojos del Quijote eran gigantes, los iconos manchegos, los molinos de viento, y escogimos los de Mota del Cuervo, en Cuenca, muy bien conservados y preparados para captar la atención del turista.
El punto de partido fue la localidad conquense de Los Hinojosos, y entre la niebla, sobre pista, alcanzamos el balcón de la mancha, en Mota del Cuervo.
Desde allí, rumbo a visitar el Castillo de Belmonte, y su villa medieval, repleta de turistas. El recorrido va por pista mayoritariamente, caminos, y poco sendero, toca algo de monte bajo, y el recorrido está salpicado por quinterías donde antaño vivían los agricultores de los grandes explotaciones , pero hoy están abandonadas y en ruina.
El Castillo deslumbra, y su muralla protege a parte de la villa, que además te muestra sus molinos de viento que sobre los cerros buscan el impulso del viento para mover sus aspas.
El recorrido regresa a los Hinojosos tomando prestado uno de los caminos que nos lleva a Santiago de Compostela, el Camino de la Santa Cruz.
El mejor cierre, una tapa de queso manchego regado con vino de la tierra, de la tierra de Dulcinea.
Buena ruta.
3logger.
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