Viena.

Sobrecogedora, Viena, por lo que es, por lo que representa. Pasear por sus calles te lleva a rememorar otros tiempos, majestuosos de reyes y princesas, de poder y lucha, de matrimonios convenidos a modo de empresas, amor interesado, pacto matrimonial. Viena huele a viento fresco, del norte, a sol tímido que apenas calienta, humedad,  sabe a especia, condimento de oriente, se abriga con tapices y suena afinada, como un violín. 

Ordenada y limpia ofrece multitud de lugares con bellos tesoros, y sobretodo  palacios y jardines, aquellos que dieron hogar a una de las familias mas poderosas de la historia, los Habsburgo. En aquella distante tierra se organizo occidente durante muchos años, quien sabe si aun ahora sigue siendo así. 

Ciudad con bellos carros que tirados por caballos te muestran al trote lo bella que es por fuera, pero también por dentro, esconde tesoros y formas del mas exquisito protocolo, el protocolo real.Por su estilo te recuerda a Paris, que pensada a lo grande por su pequeño gran emperador, Napoleón se fijo en esta ciudad, y la copió a lo grande. Pero esta es la autentica. 

Darse un paseo por Viena, sus edificios sus parques y jardines es toda una experiencia.